
La vieja casa
por Silvia Luz Jiménez hace 1 año
La Vieja Casa
La noche llega y de la abandonada y derruida casa brotan recuerdos que fluyen como el aroma triste de una flor marchita.
A la orilla del camino, los sauces silenciosos, derraman sus hojas y sus lágrimas por todos los que ya se han marchado: los muertos y los vivos que partieron con el alma muerta.
La luna, desde lejos, acaricia las tapias y baña de perla las grises y agrietadas paredes; mientras el viento, con su música triste, arrastra las hojas secas del camino, dibujando impredecibles torbellinos en el aire.
Triste la casa.
El viento silba y lleva
ocre hojarasca.
Condecorado con una Flor de Oro
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