Al menos en las noches te siento
cuando te manifiestas en mis sueños
tan vívida, tan palpable, tan amable
que pernoctas en los poros de este saco
de carne y huesos sediento de tus besos.

Al alba las hebras de luz inquietas
se empeñan en taladrar mi cabeza
e implantar el caos en mis ideas.
Entonces dudo si eres un recuerdo vivido
o la recreación de escenas de otros autores.

En todo ca...

Cuando estos, mis ojos, ya fatigados
el horizonte de ocasos maquillen;
cuando mi alma y cuerpo desorientados

vaguen por las sombras y más no brillen;
cuando mis manos ultra temblorosas
nada escriban y nada maravillen;

cuando mis piernas rotas e infructuosas
sin brújula ni norte andar pretendan;
cuando las estrellas otrora hermosas

ya junto a la noble luna no esplendan;
cuando disip...

Tan sólo te pido
que me escuches cuando
callo, es justo cuando
soy más expresivo.

En centenas se cuentan los millones de instantes
vistos por tu inmutable y empedernido andar.
Tú, gladiador indomable, empeñado en luchar
y andar a firmes pasos. Tú, osado caminante,

que has trazado con desdén las vías del temible
porvenir. ¿Desconoces qué es sufrir y penar,
indolente colega? Es más, ¿podrías parar
un momento y responder cómo te fue posible

marchar inmutable y decidido...

Yo
soy tuyo.
Tan tuyo soy
que soy de nadie.
Tan de nada ni nadie
que sólo puedo ser de ti.

¿Ya lo ves?
Por los caminos del valle eterno
se entremezclan el blanco impoluto
y el negro fatal, produciendo el gris
de la muerte que se apropió del verde esencial.

¿Ya lo ves?
Se ha perdido el refrescante añil
en los inextricables laberintos
de la memoria y ha desaparecido el rojo
hemático en lo profundo de las entrañas.

¿Ya lo ves?
No resplandece más el ámbar
soberano en las a...

Si de mis palabras
soy esclavo, entonces
soy libre cuando
escribo.

Supe al verte que no eres terrenal,
que son tus ojos de dioses cobijo,
tus labios de néctares regocijo,
tu perfume esencia primaveral.

Supe al verte que no eres terrenal,
que es tu alma de sutilezas prefijo,
tus brazos noble y perfecto escondrijo,
tu risa estela de luz sideral.

Supe al verte que no eres terrenal,
que montes empíreos son tus senos
inocentes y de pureza plenos,
alevos...

Caminante al caminar,
caminar sin rumbo fijo,
consultando siempre el norte
sin descifrar su destino.

Marinero al navegar,
navegar mares perdidos,
ajustando más sus velas
por laberintos marinos.

Literato al escribir
documentos sin sentido,
amoldando sus dos manos
mas su musa en el olvido.

Caminante soy: mi norte
real es tu regocijo.
Navegante soy: mi barca
bogando va a tu cobij...

Eras tú, era tu barca
mis cauces navegando
estibando recuerdos
imponiendo otros nortes
marchitando serena
las luces de mis faros
hercúlea tu quilla
arando mis arenas
eras tú, era tu barca
bogando por las aguas
túrbidas de mi río, culminando
empapada, toda tú, de otros puertos
naufragando intacta en ajeno mar.

El tirano, hastiado de la creciente cantidad de radicales opuestos a su peculiar forma de gobernar, dictó la orden de llevarlos a todos al Cuadrado.

Ese fui yo
pronunciando tu nombre
o fue tu nombre acaso
pronunciando mis labios
no lo sé.

De chubascos y recuerdos
se abruma la carretera
que me lleva a suponerte
en cada gota, pequeña
y aturdida, que se estrella
contra esta inerte vidriera.

Llueve también dentro, y tu
ausencia cobra más fuerza
habitando cada instante
acampando placentera
hilvanando laberintos
¡dulce abismo del poeta!

Llueve fuera, llueve dentro
revelada mi condena
naufraga en mil recuerdos
quebranta...

esperémonos
mirémonos
acerquémonos
respirémonos
besémonos
toquémonos
transitémonos
sintámonos
sudémonos
charlémonos
conozcámonos
agraviémonos
dolámonos
hirámonos
sangrémonos
silenciémonos
distanciémonos
eternicémonos
pero no, por favor no
no nos desnudemos todavía