Textos en estante

Una mañana de
otoño
el cielo se tornó
gris.
Sentí la soledad
cubrir mi rostro
pero no se alejaba
de mí.
Le diré a la
tristeza que la
ignoro...
Quizás se aleje
de mi.
Remembranzas y
pesares
en la aurora cobriza
que la mirada de la
melancolía
deja la niebla salir....

En enero cae el granizo
todo queda blanco y gélido,
En febrero llega el frío
y el intenso invierno.
En marzo llega la palma
las madrinas y su toquilla
en abril cae la lluvia
y solloza el cielo...
Es tiempo de mantillas
rocío y seguirillas
que suenan al son de las
bailarinas.
Réplican las castañuelas
las coplas por fandango
flamenco y seguirillas....

Hoy recordé tus palabras
clavadas en mi cuerpo.
Te otorgé el beneficio
de la duda y tu traición
así me lo pagó...
Ni tus besos y caricias,
pudieron salvar nuestro
amor que ya hacía aguas.
Hoy, la oscuridad de mi
alma se vuelve púrpura
en el crepúsculo que
precede a la noche.
Soy halcón al acecho
dispuesta a cazar su
presa, con las garras
de un corazón dañado....

Entre las paredes de mi habitación, juré olvidarte
entre sábanas blancas de
algodón.
Mi corazón quedó varado
en el pozo de los murmullos
que las lenguas del pasado
surcan los ríos desolados.
La catarsis se llevó mi alegría
y dejó la tristeza de un alma herida, en silencio despedida
y el viento arrastra cansada.
El ayer no dejó paso al sedal del anzuelo presente, qu...

Si intento caminar entre montañas dejaré que
la yerba crezca por la ladera,
que los rayos de sol penetren por la arboleda
junto al resplandor del arcoíris
y el canto de las cigüeñas.
Caminaré firme y constante,
como un colibrí en su aleteo
sin brisa, ni viento,
y que solo me acompañe la paz y el silencio.
Y al amanecer cuando
el sol se ponga sobre el horizonte y un aurea de...

Recuerdo las mañanas
cálidas, bajo tus brazos
el atardecer y tus besos
el anochecer y tus caricias.
Marchaste un viernes al
anochecer y prometiste
que volverías.
Han pasado los años y
sigo cada día al anochecer
esperándote en el puerto;
con sol lluvia o granizo
confío en tu promesa.
Los surcos que las arrugas
dejan en mi rostro, no impide que coja el bastón y siga e...